Caterina Albert i Paradís nació en el seno de una familia pudiente de la comarca de l’Alt Empordà, donde se formó en una gran variedad de materias: idiomas, dibujo, pintura, escultura y música. 

Entre las abundantes tierras de su familia, se localizan varios yacimientos arqueológicos ibéricos, griegos y romanos, entre ellos Empúries. Desde finales del siglo XIX, Caterina impulsó actuaciones arqueológicas en estos lugares, llegando a adquirir terrenos con la intención de excavar en ellos. La continuidad de estas acciones incluso con posterioridad a la ley del Patrimonio Histórico–Artístico de 1933 le valió el rechazo de la Academia y la convirtió en una figura controvertida.

Creó una vasta colección con materiales procedentes tanto de las excavaciones que ella misma promovió como por la compra de antigüedades, colección que fue cedida por la propietaria al Museu d’Empúries presionada por el Govern de la Generalitat durante la Guerra Civil. Actualmente se pueden ver algunos de estos objetos en el Espai Víctor Català del Museu de l’Escala y en el Museu d’Arqueologia de Catalunya en Barcelona.

En 1922 se convirtió en la primera mujer en formar parte de la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona, y aprovechó la ocasión para disertar sobre Empúries en su discurso inaugural de 1923. Además de su amplia creación literaria y artística –que generalmente firmaba bajo el pseudónimo Victor Català–, Caterina publicó también dos textos de interés científico: el ya mencionado discurso de entrada a la Reial Acadèmia y Ressons d’Empori. También se conservan libretas personales y álbumes con valiosa información y descripciones sobre la arqueología y monumentos de l’Escala, así como dibujos de los materiales arqueológicos de su propia colección.

Su inteligencia lingüística le permitió atesorar un gran conocimiento sobre la toponimia de la comarca, localizando de esta manera necrópolis y otros yacimientos en los cuales llevó a cabo excavaciones.

Autoras: Paloma Zarzuela Gutiérrez y Jordina Sales Carbonell