Su interés por la arqueología comienza con los estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Valencia (1966-1971) cuando entra en contacto con Miquel Tarradell, catedrático del Laboratorio de Arqueología. Con él y las profesoras Gabriela Martín Ávila y Milagro Gil-Mascarell se inicia en la arqueología de campo, en el yacimiento ibérico de La Serreta (Alcoi). 

Se licencia en 1971 con la tesis Historia de la investigación de la Cultura Ibérica, dirigida por Julián San Valero. Trabaja como profesora adjunta provisional de la Cátedra de Arqueología, Epigrafía y Prehistoria (1972-1973) y se encarga del curso adscrito a Prehistoria (1973-1975). 

Sus investigaciones abarcan desde el «Bronce valenciano» hasta la cultura ibérica, además de la historiografía de la arqueología valenciana. 

Desde 1971 aparece como colaboradora del Servicio de Investigación Prehistórica (SIP) de la Diputación de Valencia. En esta institución redacta los índices de los cinco primeros volúmenes de los Repertorios de Bibliografía Arqueológica Valenciana, y realiza salidas de campo para documentar yacimientos. Dirige su primera excavación en un taller de ánforas alto-imperial en Oliva (1975), a la que seguirán La Llometa del Tio Figuetes (Benaguasil, 1977) y El Pic dels Corbs (Sagunt, 1978), además de las prospecciones subacuáticas realizadas en Dénia (1975) –las primeras de carácter científico de la costa alicantina– y la codirección de las intervenciones en La Muntanya Assolada (Alzira, 1984) y La Lloma de Betxí (Paterna, 1985). 

Trabaja en la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana (1992-1995), en un primer momento reactivando el Consejo de Arqueología, dentro del Servicio de Patrimonio Arqueológico y Etnológico, como órgano consultivo. Luego asume el cargo de Jefa de Servicio, durante el cual incrementó las partidas para excavaciones, generalizó la figura del arqueólogo municipal en ciudades de mediano tamaño y apostó por la divulgación del patrimonio. 

En paralelo a su trabajo como arqueóloga y gestora, ha desarrollado hasta jubilarse la que –según sus palabras– ha sido su gran vocación: la enseñanza de la historia en la educación secundaria. Pero nunca ha dejado de colaborar con el SIP, al cual continúa asistiendo de manera regular para desarrollar sus investigaciones.

Autor: Tono Vizcaíno Estevan