Fue la mayor de las tres hijas de Manuel Gómez-Moreno, máximo exponente de la renovación de los estudios arqueológicos y artísticos promovida desde el CEH y defensor del nacionalismo cultural para la superación de la crisis identitaria post 1898. En 1926 se licenció en Filosofía y Letras y, en 1930, ganó una cátedra de Instituto. Fue la docencia su actividad principal hasta 1977.

Participó de la efervescencia cultural en la segunda república al sumarse al crucero por el Mediterráneo (1933) y colaborar en las Misiones de Arte, en cuyo seno escribió su Breve historia de la escultura española (1935). Durante la guerra civil trabajó en la Junta del Tesoro del Madrid asediado. Ella misma cuenta cómo contribuyó a evitar la incautación del Instituto Valencia de don Juan al recomendar que se enarbolara la bandera británica. Con su padre asistió a investigaciones relevantes de arte medieval en Las Huelgas de Burgos o el Rosellón francés. De Don Manuel heredó, además, el interés por determinar rasgos de expresión nacional (“voluntad artística” en términos rieglelianos) en la práctica escultórica de autores como Martínez Montañés, Gregorio Fernández o Alonso Cano. También publicó sobre iluminaciones en códices mozárabes de León. En 1991 fue nombrada académica honorífica de la de Bellas Artes de San Fernando.

En 1959 fue nombrada directora de la Fundación de la Vega Inclán teniendo bajo su cargo la casa-museo del Greco y el museo del Romanticismo. Junto a sus hermanas y con el apoyo de Joaquina Eguaras promovió en 1972 la donación de la colección/archivo Gómez-Moreno a la Fundación Rodríguez-Acosta para la creación del instituto y museo dedicados a la memoria del arqueólogo granadino.

Autor: Francisco J. Moreno Martín