Licenciada por la Universidad de Gotinga en botánica (1941-44), se doctora en 1947 con una tesis sobre las bacterias en suelos que habían permanecido inalterados durante mucho tiempo. A partir de 1952 trabaja en el Max Planck institute for Zuchtungsforschung de Berlin-Dahlem y allí se inicia en el estudio de la historia de las plantas cultivadas y macrorrestos con Elisabeth Schiemann. En 1956 se traslada al Romisch-Germanisches Zentral Museum de Maguncia, trabajando primero como asistente científica y, a partir de 1961, como directora de la recién fundada división de arqueobotánica en 1961, llegando así a ser la primera especialista de este campo trabajando a tiempo completo en Alemania. En Maguncia recibe a lo largo de los años recibe a estudiantes de países diversos a los que forma en arqueobotánica. En 1968 organiza junto con Maria Follieri, Jane Renfrew y otros el Internationale Arbeitsgemeinschaft für Paläoethnobotanik/International Work Group for Palaeoethnobotany (IWGP). Sus publicaciones continuarán tras su jubilación oficial en 1979.

Sus investigaciones abarcan un amplio abanico cronológico, desde el Paleolítico hasta la época moderna, investigando especialmente en Alemania, Oriente Próximo, los Balcanes y Península Ibérica. A esta última zona llega en los años sesenta invitada por el director del Instituto Arqueológico Alemán, Hermanfrid Schubart, con quien publica sobre la Cova de l’Or y, mucho más tarde, sobre los restos vegetales de la colección Siret en Bruselas. Aunque sus análisis sobre yacimientos arqueológicos españoles ponen un mayor énfasis en el periodo neolítico, también analiza restos vegetales de otras épocas prehistóricas. Colabora y publica con arqueólogos (Emeterio Cuadrado, Manuel Pellicer, Teógenes Ortego) y arqueólogas (Ana María Muñoz Amilibia) de toda la geografía española. A partir de los años noventa continúa su labor en España su discípulo Hans-Peter Stika.

Autora: Margarita Díaz-Andreu