Hija de los condes da Lousã, Sofía de Lancaster contrajo matrimonio en 1927 con Fausto Saavedra y Collado (1902-1980), tercer marqués de Viana. Fausto había heredado de su padre, José Saavedra y Salamanca, la casa solariega conocida como Casa de las Rejas de don Gome, declarada Monumento Histórico Nacional en 1981. De origen bajomedieval, perteneció al linaje de los Villaseca hasta 1875, aunque serían sus últimos propietarios quienes le darían el nombre de Palacio de Viana por el que es conocida.

José Saavedra acondicionó el palacio, y sus afamados patios, como espacio museístico, adquiriendo colecciones de azulejería y cuero repujado para cuya exhibición creó espacios expositivos. Su hijo Fausto delegó ese trabajo en su esposa, quien se consagró al acondicionamiento del palacio y a la ampliación de sus colecciones, siendo en buena medida la responsable de su imagen actual.

El Palacio de Viana alberga una interesante selección de piezas arqueológicas. Alguna quizá pudiera proceder del palacio que los marqueses de Viana poseían en Madrid, vendido al Estado en 1955, mientras que otras serían adquiridas en derribos de la propia Córdoba. La mayoría, sin embargo, fueron encontradas en alguna de las propiedades rústicas de la familia, en particular de la finca de Moratalla, situada en el término municipal de Hornachuelos, muy cercana al Guadalquivir, un área que estuvo en época romana jalonada de villae y otros asentamientos rurales.

La colección se exhibe dispersa por patios y salones. Aún no ha sido objeto de un estudio en profundidad, aunque fue inventariada por Ana Mª Vicent, directora del Museo Arqueológico de Córdoba. Las piezas abarcan una cronología muy amplia, si bien predominan las pertenecientes a las épocas romana y medieval islámica, como grandes recipientes cerámicos, elementos de decoración arquitectónica, pavimentos musivos y restos escultóricos romanos.

Carentes de herederos directos, los marqueses iniciaron gestiones para vender el palacio. La movilización ciudadana y la campaña de prensa emprendida para evitarlo lograron que fuera adquirido en 1980 por la Caja Provincial de Ahorros, a cambio de que dicha entidad concediera el usufructo vitalicio del palacio a la marquesa, ya viuda, y garantizara su destino como museo.

Autora: Matilde Bugella Altamirano