Hija del farmacéutico Ángel Nieto Torres, la desahogada situación económica familiar hizo que Rosario Nieto del Pino no necesitara desarrollar una carrera profesional. Tampoco cursó estudios superiores, volcando su sensibilidad e inquietudes artísticas en una discreta carrera como pintora autodidacta, y en la defensa del patrimonio histórico de su localidad natal. La suya fue una de las pocas voces críticas que, en 1973, se alzaron contra la demolición de la casa palacio de los marqueses de Benamejí. Sería también la descubridora de la lápida de L. Musidio (CIL II²/5, 901), título funerario hallado en la pedanía de El Tejar, y del dolmen exhumado en 1955 en una finca de su propiedad, el Cortijo Poyato.

Rosario Nieto informó de este notable hallazgo al director del Museo Arqueológico de Córdoba, Samuel de los Santos Gener, en una carta en la que incluía un croquis del monumento, un sepulcro de galería con cubierta perforada, de unos tres metros de profundidad. Informaba de que en su interior habían aparecido restos cerámicos, hachas de pizarra, puntas de flecha, hojas de sílex y un posible ídolo en madera, apuntando asimismo la probable existencia en las cercanías de otras construcciones megalíticas. Posteriores investigaciones han confirmado que en su interior fueron sepultados al menos tres individuos.

Pese a que la noticia de la aparición del monumento funerario fue publicada en prensa y Santos Gener informó escuetamente del hallazgo en las Memorias de los Museos Arqueológicos, su notoriedad fue breve, y pronto cayó en el olvido. El dolmen fue desmontado en fecha incierta, hasta que en el año 2011 fue localizado por miembros de la Asociación de Patrimonio de Benamejí. En la actualidad permanece almacenado en dependencias municipales, a la espera de una futura reconstrucción. Tanto su ajuar como la lápida de L. Musidio se encuentran en posesión de los familiares de Rosario Nieto.

Autora: Matilde Bugella Altamirano