Formada en Arqueología Clásica, llegó a Alicante en 1955, tras excavar en la acrópolis ateniense con el Instituto Sueco en Roma y recorrer los museos del litoral mediterráneo español. Allí conoció a José Lafuente Vidal, por aquel entonces director del Museo Arqueológico de Alicante, inmerso en la remodelación de su exposición permanente. Los trabajos de catalogación la llevaron a conocer de primera mano la cultura material ibérica y con Lafuente se adentró en la casuística de la llegada de las comunidades púnicas a las costas alicantinas, publicando su primer trabajo al respecto en 1961. Entre los años 1950 y 1960 participó en numerosas excavaciones como El Monastil, Puig d’Alcoy o Tossal de la Cala en Alicante, o Coimbra del Barranco Ancho en Murcia. Es en este contexto cuando se interpuso entre las máquinas excavadoras que pretendían arrasar el yacimiento del Tossal de Manises, la antigua Lucentum. El miedo a la repercusión internacional del suceso llevó a las autoridades españolas a proteger el sitio declarándolo Monumento Histórico Artístico en 1961. En 1960 dirigió durante varios meses las excavaciones arqueológicas en el poblado ibérico de La Escuera, siendo una de las primeras mujeres que lideró una intervención de este calibre en la provincia. Su interés por la cerámica ibérica la llevó a realizar su tesis doctoral en Estocolmo (1969) sobre estos repertorios materiales. Se vio forzada a dejar la investigación tiempo después por la falta de posibilidades, instalándose en Benidorm, dando clases de yoga hasta el final de sus días. Antes de muerte recibió algunos homenajes públicos como un parque con su nombre o un ninot de hoguera alicantina.

Autores: Octavio Torres Gomariz y Raúl Berenguer González